Nuestro país se pone de pie para honrar y homenajear a quienes ofrendaron su vida por la Patria, a aquellos jóvenes que defendieron con valor nuestra integridad territorial y a aquellas almas que aún custodian nuestro Atlántico Sur.
Impera el agradecimiento eterno a nuestros Héroes y Heroínas que, marcados por los vestigios de una guerra, encendieron hace 40 años, y mantienen encendida hasta hoy la llama de Malvinas, forjando las páginas de la memoria y reivindicación de pertenencia de nuestros archipiélagos australes.
Estableciendo a Malvinas como una Causa… nuestra Causa nacional por excelencia.
La “Causa Malvinas” implica mucho más que el reclamo por la soberanía per se, es una parte central de todos los argentinos, es parte del ADN del pueblo argentino, tal es así que en cada rincón de nuestro país podemos encontrar un lugar especial dedicado a Malvinas, desde monumentos, hasta nombres de escuelas, calles y barrios, donde el pueblo busca conmemorar y reflejar la llama malvinera.
Ciertamente, como sociedad, tenemos el deber de reconocer y ennoblecer a los patriotas que defendieron heroicamente los territorios ocupados ilegalmente por el Reino Unido, en lo cual, también es clave revalorizar el rol trascendental de las mujeres que fueron protagonistas del Conflicto del Atlántico Sur.
En el mismo sentido, es dable mencionar la dimensión regional de la Causa, ya que se destaca la solidaridad de los pueblos hermanos de Latinoamérica que apoyan históricamente nuestros legítimos derechos, como así también a los primeros en asistirnos en el conflicto armado de 1982.
En cuanto a lo que se refiere a la disputa de soberanía entre Argentina y el Reino Unido entendida como la “Cuestión de las Islas Malvinas”, la historia se extiende a más de 189 años, consecuencia de la ocupación ilegal del Reino Unido en 1833, acto que vulneró la integridad territorial Argentina.
La Cuestión de las Islas a Malvinas, a diferencia de la Causa Malvinas, inexorablemente deber ser tratada hasta su absoluta resolución, para lo cual sólo hay un camino, que no es otro que el del diálogo y el apego al Derecho Internacional, no obstante el Reino Unido -única contraparte en la disputa-, se rehúsa sistemáticamente a reanudar las negociaciones, destacándose por su reiterada negativa para alcanzar una solución definitiva a la controversia de soberanía, poner fin al colonialismo en todas sus formas y cumplir con sus obligaciones conforme el derecho internacional.
Deviniendo en una Cuestión que cada vez se torna más amenazante, dadas las reiteradas medidas ilegales que adopta Gran Bretaña de modo unilateral, que involucran no sólo la exploración y explotación de recursos naturales renovables y no renovables, sino, además, por la creciente e injustificada militarización de la zona en disputa, apelando a principios inaplicables a los habitantes de las Islas, para soslayar sus obligaciones y continuar con su política colonialista.
Nuestro país, que cuenta con una sólida posición jurídica respecto a la soberanía sobre las Islas, mantiene su inclaudicable posición de reclamo y predisposición para retomar las negociaciones, a modo de encontrar una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía sobre nuestras Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes.
La persistente negativa británica a reanudar el diálogo constituye una clara contravención a lo dispuesto por las diversas resoluciones emitidas por las Naciones Unidas. Esta actitud representa fácticamente una sistemática inobservancia a sus obligaciones internacionales.En otras palabras, el Reino Unido no sólo ha cometido un hecho ilícito en perjuicio de la Argentina en 1833, el que perdura hasta la fecha, sino que además actúa en detrimento de los propios principios que regulan a la comunidad internacional en su conjunto.
Es por ello por lo que la Cuestión de las Islas Malvinas representa mucho más que una disputa de soberanía, con lo cual es imperioso que el Reino Unido acate y respete la normativa internacional vigente y, a su vez, enmiende el perjuicio cometido.
Pero mientras persista la aplicación selectiva de los principios fundamentales del derecho Internacional, persistirá el anacronismo del colonialismo en pleno Siglo XXI y por ende persistirá la Cuestión de las Islas Malvinas.
Sólo el día en que nuestro pabellón nacional vuelva a flamear en Puerto Argentino, la Cuestión de las Islas Malvinas llegará a su fin y prevalecerá un mundo más justo y pacífico, regido por la buena fe de todos los Estados en el respeto de las obligaciones que emanan del derecho internacional, capaz de garantizar la debida seguridad jurídica en la regulación de las relaciones internacionales y, en consecuencia se enaltecerá eternamente nuestra Causa Malvinas a la altura del sacrificio y valor de sus Héroes y Heroínas y de todos aquellos que velaron por la integridad territorial de la República Argentina.